martes, 14 de abril de 2015

1x04- La buena, el tonto y el malo

Porque aunque este capítulo empiece conmigo jugando a ping pong contra Cisco, al Operación contra Caitlin y al ajedrez contra Wells al mismo tiempo, parece que no importa lo rápido que procese: sigo sin dar ni una. ¿La verdad? No sé cómo narices sigo vivo, y menos después de tener que vérmelas en este episodio con Leonard Snart, un villano que, incluso sin poderes (salvo quizá ojos en la nuca), es listo, despiadado, no teme las medidas drásticas y tiene toda la pinta de convertirse en recurrente para lo que queda de temporada.


Por suerte vino a verme mi amiga Felicity desde Starling City, procedente de la serie de mi colega el flechas. De lo contrario, la sucesión de cagadas y malas decisiones me habría matado. La pena es que el capítulo, con su presencia, ha caído demasiado en el manido polígono de amorcito adolescente y los (todavía más manidos) conflictos entre deber y relaciones de pareja que siempre tienen los compañeros policías de generaciones distintas, en Estados Unidos. Hablo del novio y del padre de mi amada Iris, claro. Y es una lástima porque, como casi todo lo que tiene que ver con sentimientos en esta serie, los guionistas lo extienden formando una capa demasiado gruesa, como decimos los yanquis. Que está explicado para tontos, vamos. Si no fuese por gags como el de las canciones románticas en la radio del coche patrulla, se haría todo bastante insoportable.

Pero a lo que iba. Que a veces no puedo ser más tonto. ¿Cabrearme con Cisco por crear una superpistola de frío, cuando no me conocía y creía que tal vez fuese necesaria para detenerme? Check. ¿Pasar de Felicity cuando me gusta, me da buenos consejos y es evidente que le intereso, y seguir pagando Fantas a Iris? Check. ¿No quitarle la pistola de las manos al malo, cuando soy capaz de pillar matones al volante y meterlos en un coche patrulla en plena persecución? Check. ¿Apagar el intercomunicador por una rabieta antes de enfrentarme a Snart? Check mate, como diría Wells.
Y lo que diría cualquiera es que los guionistas se han guardado todas las decisiones inteligentes para los demás personajes, pero es que ni eso: no sé si por suerte o por desgracia, todo el mundo tiene reacciones absurdas. Joe podría haber disparado a Snart mientras estaba entretenido usándome de blanco de tiro con su superpistola de frío robada. El propio Snart podría haberme matado mientras yo me quedaba quieto llorando al guardia del museo que no pude salvar, y asunto resuelto. Cisco podría haber llevado encima un simple revólver y unas bridas, en vez de un aspirador modificado para engañar al malo. Y así todos menos Felicity, supongo que porque los guionistas de Arrow revisarían todas sus escenas con lupa.

La acción es espectacular y técnicamente perfecta, eso sí; por lo menos hay un equipo de la serie que se luce a base de bien. Y ya no son solo mis escenas corriendo como un galgo y disfrutando como un enano. El asalto al coche blindado, el descarrilamiento del tren… hay que reconocer que son de sobresaliente. Cuando en producción comprendan que no todo puede apoyarse en ellos, que lucir efectos no justifica cualquier decisión ni cualquier salida de personaje y que «desenfadado» no significa «tonto», dará gusto verme en la tele. Espero.

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