miércoles, 15 de abril de 2015

1x08 - Flash vs. Arrow

Oliver Queen y su equipo están en Central City. ¿Por qué? Andan tras la pista de un villano al que no le van las flechas sino los bumeranes. Pero digamos que eso al bueno de Barry le trae sin cuidado, porque lo que quiere es que Arrow le ayude a encontrar al metahumano que acaba de aparecer de la nada. Por cierto, qué casualidad: los metahumanos nunca llegan en grupo sino de uno en uno, para que Barry no tenga que calentarse mucho el tarro, porque, para qué vamos a engañarnos, no es que el chico parezca preparado para una cita múltiple metahumana. El que acaba de aparecer (en solitario) es un tipo que se dedica a hipnotizar a todo el que se cruza En plan La tienda de Stephen King pero sin cromos de béisbol.

. No, no los duerme. Es peor: hace que se cabreen con el mundo y se líen a mamporros con el primero que se les ponga por delante.
Pero enseguida los villanos (uno y otro) pasan a un segundo plano, porque el crossover no tiene nada que ver con ellos. La cosa va de confianza, de hasta qué punto puede alguien fiarse de un tipo con mallas, tenga superpoderes o no. Primero es Barry el que no se fía de Arrow. Y luego es Arrow al que no le queda más remedio que no fiarse de Barry. Porque Barry no tarda en caer en las redes del Hipnotizador y volverse un poco malote. Pero no va muy en serio. Se limita a gritar a su jefe y dar un par de empujones a Eddie, el novio de la chica que le gusta, el poli guaperas, convencido además de que la Mancha Humana —recordad que así era como llamaba a Flash la chica en cuestión, bloguera de pro— es un villano. Así que el ataque le va como anillo al dedo.
No hay reflexión respecto a la delgadísima línea que separa el Bien del Mal cuando eres un tipo con mallas. Nadie se pregunta por qué Barry no se ha convertido en un pequeño supervillano, teniendo en cuenta la clase de loser que es. Y este era precisamente el momento de tratar el tema, de que algún otro personaje se lo preguntara. ¿Por qué no? Se lo podría haber preguntado incluso el propio Arrow. Habría bastado una frase del estilo de «Ese chico merece una venganza», en plan Mamba Negra. Pero no. Nada. El ataque de rabia es un ataque pasajero. Claro. No podía ser nada más porque ¿acaso iba Barry a preguntarse algo? No, en serio, ¿alguna vez le pasa algo por la cabeza? ¿Algo que no sea Iris, la chica que (según Arrow) nunca tendrá porque «eh, tío, no somos esa clase de tipos, son los demás los que se quedan con La Chica»?

Bueeeno. En cualquier caso, seamos optimistas. Porque ahora Eddie no se fía de Flash y va a emprender una cruzada contra él. Pero a Barry le da lo mismo. Sí, hay un momento en que confiesa a Oliver que quizá no esté tan bien como cree, que quizá esté «reprimiendo» muchos sentimientos, pero a continuación sonríe y la cosa no va a más. Aunque realmente el chaval tiene mucho por lo que quejarse. Empezando por el asunto de su padre. En ese sentido, el momento más revelador del capítulo es cuando, en mitad del ataque de rabia inducido por el Hipnotizador, Barry se lía a gritos con el poli jefe, el padre de Iris, y le dice que por qué demonios no sacan de una vez a su padre de la cárcel si saben que él no fue quien mató a su madre. Y el otro se queda de pasta de boniato, porque Barry tiene razón. Vaya si la tiene. Pero ¿hace algo para remediarlo? Nada. Pone su cara de Esto No Está Pasando Porque La Culpa La Tiene El Hipnotizador y listos.

Pobre Barry Allen.



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